Gracias a Dios por permitirme elegirte y tenerte como mi madre. Por proporcionarme las herramientas exactas para vencer retos y alcanzar a realizar mis sueños.
Gracias a ti por ser mi Ellie, mi Teddy, mi guía, mi apoyo…
Gracias por cada vez que, con todos tus miedos y dudas, jamás te has dado por vencida. Porque continuamos remando muchas veces contra la corriente, con la certeza de que cualquier huracán, tsunami o tormenta serán pasajeras.
Gracias por ser carrillera y no sobreprotegerme.
Gracias por corregirme y por tu empeño al enseñarme. Porque en tus momentos de dudas, penas y temores siempre resurges con el claro deseo de tirar para adelante.
Gracias porque sé que me sientes como un regalo de Dios y que mi condición con autismo nunca ha sido para ti una desgracia o una carga. Por ello he nacido fuerte, seguro de mí mismo, feliz y con ganas de comerme el mundo cada día.
Gracias por tus besos, abrazos, tes, cuentos y apapachos, gracias por amarme de forma correcta.
Gracias por permitirme lograr sentirme orgulloso de ser quien soy.
Yo te amo con todo mi corazón.
… Y A TI, PAPA
Si alguien comprende, o por lo menos lo intenta al máximo, esta mente mía, a veces tan reburujada, ese eres tú, papá.
Sí alguien lucha y trabaja hasta el cansancio por defender los derechos de todo aquel que se siente flagelado, ese es mi padre.
Veintidós años de ejemplo, consejos, amor y apoyo incondicional.
Curioso, sin media gota de tu sangre, pero eres el padre más padre que tuve el buen tino de elegir y de adoptar, y que me llena de orgullo más que al límite.
Gracias, calvo, por la celebración de ayer. Gracias por lo que me dijiste, por tu abrazo fuerte y por tu beso.
Gracias porque eres mi papá.