Si al ver una imagen las lágrimas te acompañan…
Si el recuerdo de una voz te roba la carcajada…
Si la incomprensión te irrita el alma…
Si el sufrimiento no te tumba y te hace más fuerte…
Si al cerrar los ojos te encuentras con el niño que hay en tí…
Si cada lenguetazo de tu perro te hace reir…
Si el frío te calienta el corazón…
Estás vivo, y por ello… ¡Gloria a Dios!